Fray Emilio despertó sobresaltado
y aún despierto creyó seguir soñando. Desde lo alejado de su celda percibió
claramente las luces y sonidos que emanaban desde la iglesia. A medio camino
entre el miedo y la curiosidad se plantó absorto en el arco de salida del
claustro hasta que una corriente de fusas y corcheas lo arrastró hasta los pies
del presbiterio.
Como si hubiera ido a parar a
otro mundo o como si de cosas de encantamientos se tratara, la desconcertada
ánima del monje terminó por fusionarse con la mágica armonía de las imágenes
que parecían verter sobre su cuerpo. Su ánima, caminante por entre las
travesías del tiempo, vino a desnudar a la música del agua. Su ánima, arquitecta
de sentidos, dibujó sentidas paralelas y vivos azulejos. Su ánima, máquina
espiritual, terminó por fabricar las imágenes de su fe.
Plena de felicidad y deleite, el
ánima complacida se alejó con esa inevitable generosidad de la que necesita de
compartir sus alegrías.
A la mañana siguiente, en los huertos, Fray Emilio entre azada
y azada, levantaba la mirada hacia las nubes que caprichosamente retrataban estampas
estrelladas sin dejar de preguntarse por el extraño sueño que lo despertó la pasada
noche y que quedó para siempre cincelado en su memoria.
La semana pasada el joven dúo
musical compuesto por Abraham Martínez Fernández y nuestro vecino José Ángel
Esteban Velázquez, ofreció en el Monasterio de San Isidoro y patrocinado por
nuestra Asociación Amigos del Monasterio – Centuria Romana de Santiponce, un sorprendente
espectáculo en el que conjugando imágenes acompasadas musicalmente y
proyectadas sobre las paredes y el techo del presbiterio de la Iglesia, crearon
una perfecta conjunción entre el repertorio escogido y su particular visión
sobre el contenido musical de las obras. Tratando de potenciar, como ellos bien
comentan, el poder trascendente de la música, obras tan dispares
cronológicamente como las de Bach, Satie o Glass, fueron puestas al servicio de
las imágenes sobre el tapiz granítico de las paredes y cúpulas de la Iglesia de
D. Juan Alonso.
Con las entradas agotadas días
antes, se podía decir que en la nave central de la Iglesia no cabían ni los
fantasmas de los Pérez de Guzmán.
Y como reflexión, y porque no vamos a pecar
de pedantería, un evento cultural como el que se vivió el pasado viernes no
debería pasar inadvertido para aquellos que enarbolan el estandarte de la
cultura. Simplemente y termino, el diccionario de la RAE define la cultura como
conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico, conocimiento
como entendimiento, inteligencia,
razón natural; inteligencia como capacidad de entender o comprender y entender como tener idea clara de las
cosas.
Que cada uno tenga las cosas con las ideas claras… más o
menos.
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