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Santiponce, Villa Infinita y Eterna.



Este pasado 26 de febrero hemos celebrado el acto de Honores y Distinciones que de manera brillante, ha organizado la Corporación Municipal del Ayuntamiento de Santiponce distinguiendo a varios santiponceños nativos y adoptivos. En él, a nuestra Asociación le ha sido concedida la medalla de Santiponce por su destacado servicio a la localidad en la puesta en valor, estudio, dinamización y difusión de su patrimonio histórico-artístico y cultural.
Una buena ocasión, en definitiva, para en primer lugar agradecer tan distinguida aprobación y en segundo lugar para reflexionar tras veinticinco años de existencia pasada y planificar otros no menos de veinticinco de presencia futura.
Santiponce no acaba en la BP.
La elección del conjunto de galardonados de este año, modestia aparte, me invita a inevitablemente a montar un escenario pedagógico, idealizado, pleno y esperanzador. La calidad humana, vocacional y profesional exhibida es tan desmedida que liquida cualquier límite jurisdiccional. Estos vecinos nuestros, hijos de Santiponce, predilectos o adoptivos podrían serlo en cualquier parte del mundo. No es nuevo. Si de algo sabe el lugar llamado de Santiponce es de parir excelencias. Todos, a su manera, son excelentes. Aquí y en Roma.
La necesidad y los espejos.
El hecho de querer justificar este tipo de eventos es como justificar la respiración. Y todos anhelamos respirar el aire más limpio. Es, digámoslo, necesariamente puro. Mostrar al resto de vecinos un espejo al que mirarnos. Todos y cada uno de los santiponceños tiene su espejo galardonado. Estas letras, por ejemplo, solo buscan ser reflejos de las de Pepi "la del Herrero". Letras nacidas de la madre perseverancia, de las que se forjan en un fuego incombustible.


Hay espejos tan convexos que cualquier santiponceño conseguirá verse reflejado en alguna experiencia vivida. Pepe ha dibujado una línea temporal sobre la que se ha marcado el pulso vital de un pueblo. Madurez y experiencia rodeado y disfrutando de los tuyos.


Y en el espejo del cielo, las estrellas. No las ves siempre porque no siempre lo miras. Pero siempre están. Brillan siempre, aunque haya nubes. Pero las nubes siempre se van y Estrella, como siempre, brilla. Siempre.


A Alvarito de mi Gonzalo, que estudia las ciencias esas, le gustaría demostrar que nuestro anfiteatro es junto a la Gran Muralla China, lo único que se ve desde el espacio y querrá ser el primero en enseñársela a sus vecinos, pero a Alejandro, el primero.  Ah! y que Santiponce es infinita ya los saben hasta los espejos que utilizan en la NASA. Alejandro siempre quiso volar muy alto por eso diseña propulsores espaciales. Alejandro vuela muy lejos, o tan lejos, como sufren sus padres.


El arte es la expresión de los sentimientos más profundos, decía, un científico. Nuestra realidad reflejada debe estar muy escondida, inalcanzable a veces. Necesitamos quien nos muestre el camino. Nos enseña a vernos dentro del espejo. Santiponce tiene un espejo de cante con apellido, … de Santiponce. No existe el arte, existen los artistas, y el sentimiento, como el de una hija hacia su padre.

Hay otros tús en el espejo. Ese tú que te gustaría ser a veces o casi siempre, tener mil caras para vivir mil vidas. Roma invasora y poderosa terminó siendo conquistada cuando comprendió que sí y libertad son sinónimos. No hay esclavos cuando enseñas libertad, ¿verdad? "Aestrooo".  La frontera de un lado a otro del espejo no existe cuando eres libre. Todos hemos aprendido que Roma en nuestro espejo es Amor.


Santiponce, por si no lo saben, siempre ha sido una novia codiciada por insignes y magnos pretendientes. Y cuando pensábamos que no terminaba de decidirse, por fin, apareció entre las cenizas de la memoria, el más versado y elegante de los caballeros para enamorarla. Adalid de nuestra lucha, consejero, amigo, Tú eres el espejo donde se miran las piedras del Monasterio.


Un día, el reflejo de nuestro espejo no está y ya no estará. Nos queda la impotencia de no poder volver a atrás para decir lo que no pudimos decir, simplemente porque no lo podíamos decir. La bondad nos une a los hombres tanto o más que la muerte. Un hombre bueno aún más.


Medalla de Santiponce.
La felicidad, decía Jobim, es como una gota de rocío en un pétalo de flor. Tan fugaz, tan frágil, tan bella. La felicidad, ilusión y alegría que estamos disfrutamos es inmensa. Gracias Corporación, gracias asociados y gracias vecinos porque esta medalla añade más responsabilidad a la que hemos adquirido con el legado de veinticinco años de trabajo. La lista de Amigos y Centuriones que merecen su inscripción en el dorso, necesitaría de varias de ellas.


Aprobados, ¿en febrero?
A lo mejor todo es más sencillo de lo que parece pero hay veces que nos revolotea por nuestros penachos la sensación de que nos han aprobado el curso en febrero, sin dar la mitad del temario, y sin examinarnos todos los profesores. Es más, seguimos pensando que falta más de la mitad de los alumnos de la clase. Mientras no aparezcan las notas de junio no queda otra que seguir estudiando y ayudando al resto de compañeros para que no dejen ir a clase, es más, que vayan alguna vez a clase. Hasta que las clases no estén llenas no vamos a parar y aunque los maestros sean muy guays y los respetemos mucho, seguirán siendo maestros y nosotros alumnos que tendremos no solo que seguir haciendo exámenes, sino aprobándolos.


Fiesta
Hoy es 28 de febrero, es nuestro día de fiesta y vamos a disfrutarlo inaugurando una nueva sede a la que toda Santiponce, como siempre, está más que invitada. Feliz andalucismo, gente.



 
 
 
 












Comentarios

  1. Enhorabuena a tod@s por vuestro galardón, felicitaciones a la Centuria y Amigos del Monasterio por su trabajo tenaz durante 25 años y un aplauso a nuestro comunicador Don Manuel LAMPREA por dejar siempre constancia de cada acontecimiento con ese saber que tiene en el manejo de las letras y las imágenes.

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