El veinte de julio de 1994, un grupo de amantes de la cultura, de su pueblo y de su patrimonio, se unían formalmente con el propósito de salvar de la ruina al que en 1872 fue declarado el primer Monumento Nacional de la provincia de Sevilla, el Monasterio de San Isidoro del Campo. Nacía así la Asociación Cultural Amigos del Monasterio.
Querido Emilio, estamos muy contentos y tú también lo has estado porque has visto cómo esta Asociación y su lucha constante y pertinaz sacó del ostracismo, del derrumbe y del expolio a una parte del Monasterio. Y has visto como, junto con el trabajo de esos pioneros que con una fe e ilusión inquebrantables, consiguieron la puesta en valor en 2002 de la zona medieval y su apertura al público. Has visto sus luces y sus sombras pero a fuerza de optimismo, del tuyo y de los demás, de todos, del mío también, cada revés sufrido por el Monumento, como el recorte de personal, el robo de azulejos o la desidia en la rehabilitación del 80 por ciento restante de San Isidoro que era tuyo y que es nuestro, no ha hecho mella en nuestro ánimo. Y también has disfrutado con nosotros, con todos los que activamente participamos en la medida de nuestras posibilidades de la puesta en marcha de iniciativas como la recogida de firmas, ciclos de conferencias, programación de visitas con centros educativos, jornadas de puertas abiertas o manifestaciones ciudadanas para salvar la tan bien llamada "Joya Olvidada".
Nuestra Asociación cumple un año más, veinticinco y le da las gracias a todos los que por ella han trabajado y que no han hecho otra cosa que trabajar por Santiponce, por su pasado y por su futuro, por los que lucharon por él y por los que tendrán que seguir luchando. Algunos más anónimos que otros, algunos más activos que otros pero todos sumando en aras de un progreso común.
Veinticinco años y un día, un día ya sin Emilio. La vida sigue y juntos se vive más. Quizás por ese ánimo contagiado, querido Emilio o los que siendo pioneros se quedaron un día en el camino que señalaron, cada día somos más.
Díptico Monasterio 1998. Fuente: Juan José López
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