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Bienvenido, Mr. Marshall. ¿Vuelta a las andadas?

Este lunes se han presentado y aprobado los presupuestos e inversiones que pondrá en marcha la Junta de Andalucía de cara a la próxima legislatura. En la materia que nos compete, la cultural, se han desvelado las cifras que se destinarán a diversas instituciones y complejos culturales para potenciar su desarrollo y crecimiento.
La Consejería de Cultura aumenta sus presupuestos un 4% más en Sevilla, que se traduce en seis millones de euros adicionales. El total asciende a 210 millones de euros a raíz también de la reducción de gastos corrientes de un 5%.
El Teatro de la Maestranza, la Sinfónica, el Museo de Bellas Artes… Todas estas instituciones cuentan con más de un millón de euros para afrontar sus proyectos. Sin embargo, el Museo Arqueológico de Sevilla y, por ende, el Conjunto Arqueológico de Itálica, apenas llegan al medio millón de euros, cuando otra formación política, en su asamblea del pasado mes de junio, solicitaba una cuantía de 520.000 para mejoras en el complejo.
Por lo tanto, Itálica tan solo percibirá 152.000 mil euros, una vez que Patricia del Pozo, titular de la Consejería, ya visitó Itálica en junio en la apertura del sector oeste del Anfiteatro y confirmó que, tras una inversión de medio millón de euros para comenzar las obras de mejora, la segunda partida ascendería a los doscientos mil.
Por otra parte, según todas las informaciones recabadas, el Monasterio de San Isidoro del Campo no percibirá ningún tipo de ayuda económica para el mantenimiento y la rehabilitación de su actual estado, que no deja de ser de casi emergencia. 
Y ahora qué hacemos. Aunque intentamos evitar pensamientos pesimistas las cifras objetivas no hacen otra cosa que recordarnos lo mal que estamos. Las palabras renovadas de esperanza y ánimo vertidas una mañana de junio sobre las piedras de Itálica invitaban a la alegría, aunque cautelosa pero alegría al fin y al cabo. Mucho, mucho dinero para Itálica y algo para el Monasterio. Itálica en el reparto ha recibido algo de la pedrea pero para el Monasterio, nada. Otra vez nada. Y ahora qué hacemos. Otra vez, qué hacemos. Pues posiblemente lo mejor que sabemos  hacer, seguir insistiendo y quizás ir avisando más pronto que tarde.
Como en la película de Berlanga, os recibimos con alegría, ole mi suegra y ole mi tía. (pues eso, ole ellas porque por ahora parece que nadie más.)

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