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Libitina, estás Divina.

La Puerta Libitinaria de Itálica ya está abierta nuevamente al público. Tras la elaboración del proyecto técnico que anunciaba el peligro a corto plazo de rotura y caída de elementos inestables de gran tamaño del sector oeste del Anfiteatro, la Consejera de Cultura  inauguró oficialmente su apertura tras algo más de un año de obras y seis de cierres parciales de la zona.
Hay que recordar que el Anfiteatro fue construido en la vaguada por la que discurría un arroyo que una vez embalsado terminó convirtiéndose en la laguna artificial próxima. El depósito continuado de materiales de aluvión procedentes de la laguna ya obligaron a instalar un sistema de drenaje y de evacuación de aguas aprovechando las propias cloacas romanas. Sin embargo esta actuación terminó resultando incompleta al no incluir un tratamiento vegetal adecuado y un sistema de alcantarillado suficiente.
Por último, indicar que La Puerta Libitinaria toma su nombre de Libitina, Diosa romana de los muertos, entierros e inframundo. Aunque por esta puerta solían sacar a los cadáveres de los gladiadores y animales muertos  (muy cerca estaba el espoliario donde los remataban por si no estaban del todo muertos) , hoy se mostraba hermosísima con sus empinadas  y atrayentes escalinatas de las que no podías dejar de imaginar a los italicenses bajando por sus ajados peldaños.
Tras las ilusionantes palabras del pasado viernes  de la Consejera y la magnífica representación institucional y ciudadana del pueblo de Santiponce, me veía en la obligación de acudir y compartir tan novedosa escena. Y lo cierto es que mi paseo dominical acompañado por el insistente canto de la chicharra que nos recuerda la "caló" que nos queda por pasar,  no ha podido ser más gratificante. Un buen número de turistas, algunos a los que escuché decir, "esto es lo nuevo" por lo que presumía que venían con la consiguiente información. Otros que se esparcían por la zona del lago que con sus merenderos y fuentes públicas incluidas cierto es que aconsejaban una meditación tranquila y sosegada de la visita. En definitiva mucho ambiente y un rato de charla amigable con el encargado de los tickets, con alguno que otro que me preguntó tras ver el anagrama de la Centuria en mi camiseta y como siempre con mis amigos Inés y Manué. Un ratito de domingo, y con la sensación de ir de estreno. Ojalá pudiéramos estrenar todos los domingos, como si de Ramos fuese,  alguna que otra intervención en beneficio de nuestro patrimonio.Ojalá, sean muchas.
Ojalá estrenemos certificación de la Unesco.
Y ojalá, estrenemos algo en nuestro Monasterio, aunque sea un solo arco del claustro barroco por ejemplo, uno solo, uno solo solito.
Los pies en el suelo pero con la esperanza presente.
Como buenos andaluces, confiemos.




 















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