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El monasterio del campo



Tan cercano parece que se podría tocar con la mano. Pero por mucho que la mano se acerque jamás puede llegar a tocarlo. El avance primaveral ha llegado al Monasterio. Es el monasterio del campo.
Es el mismo cielo en tierra de ancestros, silente y generosa, dura tierra reblandecida al sudor. Sudor de hombre de pueblo. 
De piedra opulenta a ladrillo pobre. Levante el pueblo otra vez la ermita y termine siendo catedral del pueblo, aquella que levantó el dolor. Hoy es coraza hueca. Ni carne ni alma.
Se ennoblece la memoria con el empeño diario. Pueblo grandioso y pequeño a la vez.
Ahí está vuestro campo y vuestra memoria.








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