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Un Cross a través de otros ojos.


Uno con una cámara de fotos

Tras una bruma matinal que parecía no querer perderse el evento, el día levantó para convertir el gris reinante en colorido. El ojo de un visor fotográfico necesita tintes con los que pintar, y negro sobre blanco con los que escribir. El ocular consigue ver mucho más de los que unos ojos miopes lo hacen y también es capaz de trazar sentidos relatos. Podría redactar varios textos similares en los que retratar la verdadera emoción que les supone a muchos de los que se topan, a veces de forma sorprendente y a veces, esperada, con un centurión romano en Itálica.
Una vez llegados a nuestra, hoy más que nunca, querida Itálica, la torre de Babel que nos supone el dispar conjunto de acentos con el que nos paran para hacernos fotos, nos anuncia que estamos ante un día fuera de lo común y las equipaciones deportivas serigrafiadas con decenas y decenas de nombres de distintas zonas de España así lo confirman.

Nos encontramos nada más llegar con el Director del Cross, D. José Manuel Díaz que nos saluda de forma más que efusiva (cómplice, diría yo) como si supiera mejor que nosotros, que también La Centuria sería gran protagonista. En el transcurso de la conversación se empiezan a arremolinar a nuestro alrededor los primeros grupos ávidos de la estampa más típica que puedes encontrarte en Itálica y que no es sino una foto con los romanos. Un servidor hoy no es romano y sintiéndome en un segundo plano con respecto a mis compañeros, le comenta a José Manuel que La Centuria también corre y coincidiendo con la llegada del Presidente de la IAFF, el mítico campeón olímipico Sebastien Coe, se despide de nosotros, deseándonos una buena carrera.
La cámara sigue escupiendo imágenes durante el interminable trayecto hasta la línea de salida ya que los continuos altos en el camino para las fotos, favorecen la tarea.



Un pato

Soy un pato aburrido de Itálica. No sé de qué tipo soy porque aunque sea un pato, no entiendo de patos. Que nadie se extrañe porque muchos hombres aunque sean hombres, tampoco entienden de hombres y lo que es peor, ni siquiera se entienden entre ellos. Mi vida aquí va pasando discreta, y muchos días los paso contando un turista por aquí, otro turista diez kilómetros por allí. Solo encuentro distracción cuando ruedan Juego de Tronos, que convierten mi rutina en una intrépida aventura. Una vez pasa el rodaje, vuelvo a contar a un turista por aquí, otro turista treinta kilómetros por allí...





Pero un domingo de enero, los mustios collados itálicos se inundan de vivos colores y la desolada ciudad se convierte en un hervidero de gentes, en una vigorosa Babilonia. Y  desde mis alturas y rociado todo de color, la visión es fascinante. Todo es ímpetu, vitalidad. Entre toda la agrupación de colores, las rojas crestas romanas sobresalen de entre la comitiva que las acompaña, ya que por una extraña atracción, no hay un segundo en el que uno de esos penachos se encuentre solo. Palabra de pato aburrido.




Entre tierras y barros


El barro es tierra pero no siempre la tierra es barro. La tierra milenaria de Itálica vive muy pocos días, porque la tierra de Itálica termina muriendo sepultada por sí misma cuando el agua de lluvia la arrastra hasta el cercano Teatro y el puerto fluvial desaparecido.
Hoy soy tierra. Tierra por la que pisadas de valor, coraje, diversión al fin y al cabo, honran las huellas imperiales. El ser humano, en el devenir de su existencia, siempre estuvo corriendo. En su reloj histórico solo lleva cinco minutos sedente. Y hoy, algunos corren por varias razones, por salud, por diversión o promesa, o por todo eso junto.
La tierra itálica me la he llevado hoy a casa impresa en mis zapatillas. A ras de suelo, la tierra patria se ve mucho más cercana.


 
Un tío de Cuenca y el Patrimonio de la Humanidad

No hay espectáculo mayor para Santiponce, por lo menos eso creo, que el Cross de Itálica. Este es un blog corporativo de una Asociación en defensa del Patrimonio de Santiponce y por ende del conjunto total de sus asociados, por lo que a nadie debería interesarle las andanzas en calzoncillos por la cuadrícula romana de uno de ellos. Pero la de ayer fue la competición más relajada de mi currículum, tanto que la mitad la pasé buscando entre el numeroso público a quién saludar y la otra mitad hablando con un tío de Cuenca venido exprofeso a la competición. Del pueblo saludé a los cuatro de siempre así que me puse a escuchar al muchacho que me contó que desde pequeño soñó con correr en Itálica y yo me serví de su experiencia para preguntar cómo llevaban lo de Cuenca como Patrimonio de la Humanidad. Me contestó que muy bien, y que igual que siempre, pero se encargó de avisarme que desde mucho antes de su declaración como tal, la conciencia de salvaguarda de sus legados era mayoritaria. Todo lo contrario que aquí. Tan desmoralizado me dejó que viendo a lo lejos a mi señora, invité cortésmente al conquense que prosiguiera su camino y yo aproveché para homenajear a mi santa esposa y en extensión al resto de santas y pacientes esposas de centuriones, dándole un sonoro beso que provocó el alboroto y risotada general por la zona. Algún día, antes que tarde, las mujeres de los centuriones obtendrán sus merecidísimos honores en este diario.




Compañeros

Al llegar a meta, me fundí en un sentido abrazo con mis compañeros. Les doy las gracias, no sé por qué, pero me da la gana el hacerlo. Quizás disfrutaron más la llegada de los centuriones "atletas" que alzando al aire sus gladius al arribar al histórico arco, el laureado etíope Canijus Maximus. Mirando a la altura de sus ojos, este Cross ha sido el suyo y con estas edades que gastamos y con estas lesiones que arrastramos, nunca sabemos si será el último.

El Cross desde cualquier ángulo
Da igual qué ojos lo vean y desde que altura. Santiponce sonó ayer por toda España y por gran parte del mundo. El recinto estaba a rebosar de atletas, de familiares y hasta de políticos. Todo el mundo  hablaba de Itálica, pero donde realmente conseguí encontrarla, fue en los ojos inundados de ilusión de todos los que los aclamaron a los centuriones.











































Comentarios

  1. Si la estampa es bella, adornándola así aún lo es más. Ahora nuestro Cross es todavía más grande. Gracias por tan hermoso encuadre.

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